1 NAVAS
2 CARVAJAL 4 RAMOS 5 VARANE 12 MARCELO
10 MODRIC 23 KOVACIC 8 KROOS
17 VAZQUEZ 9 BENZEMA 20 ASENSIO
- 14 CASEMIRO X 23
- 15 THEO X 20
- 24 CEBALLOS X 8
Siempre he pensado que la mayor humillación posible en deporte es vencer sin dar la sensación de esforzarte a tope, mucho más que machacar al rival. El Real Madrid dio al Barcelona anoche un meneo de los que hacen época, y lo hizo sin que Ronaldo, Bale ni Isco jugasen ningún minuto. Se permitió incluso enseñar en el segundo tiempo a los nuevos fichajes: Theo y Ceballos, porque el título ya estaba sentenciado. Habrá quien piense que perdimos anoche una ocasión única para establecer un marcador legendario. Seguro que el Barça lo hubiese hecho así, nos lo ha demostrado en otras ocasiones. Ellos tienen que aplastar al Madrid si pueden hacerlo porque para somos su archienemigo. El Madrid anoche optó por el ninguneo. Trató al Barça como a un equipo del montón, uno de tantos que vienen por Chamartín y nos parecen tan inferiores. El Madrid anoche le dijo al Barça que para nosotros son unos cualquiera.
Frente a un Barcelona acobardado que dispuso tres centrales – parecían más preocupados de evitar la goleada que de intentar remontar la Supercopa – , el Madrid salió en tromba. Zidane sorprendió con un XI en el que se volvía al 4-3-3, pero con las alas ocupadas por Asensio y Lucas, con lo que las ayudas defensivas al centro del campo estaban garantizadas. La implicación era total, y en el minuto 4 Asensio acomodó el cuerpo ante un despeje de Umtiti y con una folha seca colocó el balón en la portería de Ter Stegen. El mallorquín tiene la zurda que envidió Maradona. Ni Mbappe ni Dembelé, ni ningún otro joven jugador parece tener más proyección que nuesto 20.
El dominio siguió todo el primer tiempo, en el que Benzema fue uno de los destacados. El francés tiene días desesperantes, pero cuando es el delantero de referencia y no juegan a los lados Cristiano ni Bale, juega mejor. Ayer incluso se aplicó en defensa. Suyo fue el segundo gol, marcado tras un control orientado que rompió la cadera de Umtiti. Antes de eso, Vázquez astilló el palo derecho de la portería azulgrana. El Madrid dominó la primera parte, en la que no hubo noticias del equipo culé. Apenas un par de acercamientos al área de Keylor Navas que no parecían peligrosos. Durante los primeros 45′ hubo momentos en los que el equipo blanco bailó a los azulgranas de manera sonrojante. Jugábamos al primer toque, a veces de tacón. La cumbre fue un sombrero que ejecutó Modric. Preciso, plástico, fue un perfecto estreno del dorsal 10 en la espalda blanca del croata.
El segundo tiempo prácticamente sobró. El Madrid levantó el pie, porque el título ya estaba en la buchaca y no era cuestión de arriesgar en un partido del 15 de agosto. El Barcelona tiró de orgullo y Messi aprovechó un despiste de la defensa blanca para hacer su única jugada de la noche. Cuando parecía inevitable el gol, el balón pegó en el larguero. El Madrid pareció algo desordenado en el segundo tiempo así que salió Casemiro a poner paz. Salió también Theo, que pareció un tanto Pirelli – potencia sin control -. Surcó con potencia la banda izquierda pero al llegar a la línea de fondo golpeó el balón con tanto ímpetu que salían chuts en lugar de pases. Y salió también Ceballos, que en un par de jugadas dejó asomar el duende andaluz que lleva en las piernas.
Ójala le vaya bien a este equipo. Ójala que los jóvenes no se lesionen, que tengan suerte en sus carreras. Porque hemos juntado un equipo fantástico, con centrocampistas de toque que son la envidia de Europa. Este Madrid conserva el ansia de ganar que habita en nuestro ADN, pero además da gusto verlo jugar. Porque además del torneo, anoche le quitamos al Barcelona el fútbol y el balón. Les quitamos hasta el título de eterno rival, pues les tratamos como a unos cualquiera.
Hasta la posesión les ganamos.