os periodistas necesitan que los periódicos se vendan, y una de las armas que tienen para hacerlo es amplificar todo lo que ocurre. Así, si un jugador del Madrid tiene un padrastro, cualquier periódico deportivo destaparía como primicia un brote de lepra. Siguiendo ese principio, convirtieron en una crisis una derrota en el campo del vigente campeón y tercer clasificado. Fue abultada, sí, así que podemos echar al fuego toda la madera del Amazonas. Dos o tres semanas después, el Madrid domina la clasificación como lo hacía antes de perder en el Calderón, con la ventaja de que ahora faltan menos puntos por disputarse. Crisis que vienen y se van.
La derrota del FC Barcelona en casa ante el Málaga fue un aliciente más para los jugadores que salieron a jugar contra el Elche. Repitió Lucas Silva en el centro del campo, en lo que parece el clavo definitivo en el ataud que lleva la carrera madridista del simpático Illara. El brasileño no me parece mejor que el vasco. Peor tampoco. Es dos veces lo mismo. Eso sí, los dos mejoran a Khedira, el hombre con ladrillos en los pies.
El Madrid salió en tromba. Ronaldo y Benzemá rondaron el gol al poco de empezar, y el Elche se defendía como gato panza arriba ante las acometidas blancas (hoy negras y con dragones). Pero no llegaba el gol, y Ronaldo se iba poniendo nervioso. Benzemá no, porque nunca en su vida se ha puesto nervioso. Un detalle: el esquema está virando a 4-4-2, con Bale pegado a su banda e Isco en la contraria. Un tambor y un violín. Una chilena de Benzemá pudo ser el primero de la noche pero el linier decretó fuera de juego. Lo fue por el pelo de una gamba.
Tras el descanso se estiró el Elche (un pelín) y Casillas hizo su único despeje de la noche. Poco después marcó el Madrid. ¡Cuántas veces pasa ésto! Ronaldo entró regateando por la izquierda y Benzemá marcó tras dos rebotes en la defensa ilicitana. El gol hacía justicia, pero había que buscar el segundo. No tardó en llegar: nació de la bota de Isco, cuya pierna mala es mejor que muchas buenas. Se transformó por un momento en extremo izquierdo y centró con la zurda desde la línea de cal. Un centro medido, quizá un poco flojo, a la cabeza que tantas neuras acumula últimamente: la de Cristiano Ronaldo. La cabeza de Ronaldo puede decepcionar cuando hay que usar lo de dentro, pero a la hora de golpear es buenísima. Remató con una potencia que ya la quisiera Saviola en sus pies. El balón entró como un obús por la escuadra derecha, sin que Tyton pudiese hacer nada pese a tener nombre de superhéroe. Con 0-2 seguimos buscando el tercero. Yo me acordé de Mourinho, ése al que algunos añoran y que mandaba el equipo recular veinte metros cada vez que se ponía en ventaja. Dos o tres copas de Europa nos costó aquello.
De lo que no se acuerda nunca Ancelotti es que puede cambiar algún jugador de vez en cuando. El primer relevo fue Illarra, que dejó su ataud a la sombra y salió en el 85′ por Silva. Aún salió Arbeloa después y, en el 92′, Jesé Rodriguez ingresó al campo. La perla de Valdebebas, el futuro de Madrid, el nuevo Cristiano Ronaldo… Quizá además de tantos calificativos merezca algo más que jugar un minuto cerca de las 11 de la noche.