Corrían los años 80 y el Madrid llevaba cuatro años sin ganar la liga. En cambio, su segundo equipo, el Castilla, comenzaba a llamar la atención de cada vez más aficionados al fútbol. Emergía una generación de jugadores distintos, y la cabeza visible era un delantero con pinta de botones de hotel inglés. Pequeñajo, delgaducho. Sin un gran físico. Era Emilio Butragueño Santos, conocido como “El Buitre”. Sus actuaciones con el Castilla – era Pichichi en Segunda División – fueron su forma de llamar a la puerta del primer equipo. El Gran Julio César Iglesias contribuyó a dar visibilidad a aquella generación con el siguiente artículo
Artículo sobre la Quinta del Buitre. El País, 1983
Debutó en Cádiz, en el Ramón de Carranza, en febrero del 84. El Madrid perdía 2-0 por lo que Don Alfredo Di Stéfano se dirigió al rubio que había al fondo del banquillo y le dijó algo que se le quedaría grabado para siempre:
– Nene, calentá.
Salió en el minuto 60 y marcó dos goles; el segundo cuando agonizaba el partido para que el Madrid ganase 2-3. A partir del minuto 4:25 de este vídeo, hay imágenes de ese partido. Independientemente de los goles, hay una imagen del vídeo que me encanta. Hay un barullo en el borde del área del Cádiz previo al saque de una falta. Butragueño lleva el balón bajo el brazo. Acaba de debutar, tiene 20 años y parece que es el que más manda. Juanito le dice algo al oído. De repente, el gran Juanito se desmarca y Butragueño, rápidamente, le pasa la pelota mientras todo el mundo se sobresalta y no sabe qué hacer. No fue gol, ¿y qué?
Pronto se asentó en el equipo titular. En diciembre de 1984 jugó el partido que supuso su consagración definitiva. El Madrid remontó un 3-0 desfavorable ante el Anderletch belga consiguiendo un memorable 6-1 en el Bernabéu. Butragueño metió tres goles y dio dos asistencias. Sería el minuto 65 cuando el coliseo de la Castellana comenzó a rugir “Buitre, buitre”. Ése día nació un mito.
Su jugada más característica consistía en lo siguiente: una vez controlado el balón, dentro del área, se paraba y bajaba ambos brazos. Como si se quedara en “stand-by”. El defensa, desconcertado, se fiaba, se relajaba y concedía un segundo. Cuando quería reaccionar, ya era tarde. El Buitre, con el balón entre las piernas, volaba hacia el gol. A esa jugada hubo quien le llamó «El Amague Neutro»
Después llegaron más partidos, más goles. Quizá el más recordado sea éste al Cádiz, en Copa del Rey. Tras cuatro años sin ganarla, el madrid enhebró cinco ligas seguidas (os imagináis ahora que Madrid o Barça consiguieran algo así). Un par de copas del Rey. Otras dos Copas de la UEFA. En el plano personal, un pichichi en 1991 (sin tirar penalties) y ni una sola tarjeta roja. La Copa de Europa fue la espina que le marcó a ojos de los resultadistas. A los que le vimos jugar nos importa poco que ganase o no la orejona. En 1995 dejó el Real Madrid jugando un partido homenaje ante la Roma. En el minuto 89 Butragueño golpeó por última vez el balón con el interior de su pierna derecha con la camiseta del Real Madrid.
Fue para marcar un gol.
Vídeo con jugadas de Butragueño.