1 NAVAS
2 CARVAJAL 6 NACHO 5 VARANE 12 MARCELO
14 CASEMIRO
20 ASENSIO 19 MODRIC 8 KROOS 10 JAMES
21 MORATA
22 ISCO X 20
23 DANILO X 10
18 MARIANO X 21
Dado que era el primer partido del año 2017, el Madrid lucía por primera vez en el pecho la escarapela que le acredita como campeón del mundo de clubes. En 2015 también tuvimos el honor de lucirla, y la estrenamos en un bolo infame en Dubai, perdiendo contra el Milán. Esta vez, el escudo no ha podido tener mejor estreno. Victoria en casa ante el equipo de moda de la liga. Con superioridad. Mandando. Dominando. Templando. Rematando faena.
Zidane salió con un XI en el que sorprendían las ausencias de Benzema y, algo menos, la de Isco. El mister francés daba bola a James, del que lo último que sabíamos es que «no aseguraba su continuidad en el club». El colombiano ha salido esta noche altamente reforzado del coliseo de La Castellana, con dos goles en su haber y varias ovaciones en la buchaca, producto sobre todo de lances en los que se tiró al suelo a rebañar un balón. Y es que en el Bernabéu se premia la entrega por encima de la clase. Y cuando van juntas, no digamos.
Pero la explicación del buen partido del Madrid no se explica sólo con el partido de James, sino más bien con la ausencia de los 3 delanteros a los que nos obliga la BBC. Cuando quitas uno de arriba, da igual quien sea, y sale un centrocampista más, el equipo gana empaque y domina los partidos. Si además los cuatro del medio se afanan en defender y suben la presión hacia, casi, el área rival, es muy difícil superarnos.
Fijaos en el primer gol. Es un golazo de James, producto de su magnífica pierna zurda que coloca con precisión el balón junto al poste izquierdo de Rico; pero viene precedido de un robo de balón extraordinario de Casemiro en la zona de tres cuartos. Fuerza y precisión. Garra y clase.
Pronto llegó el segundo, en un cabezazo de Varane tras un corner que sacó Kroos. Hay que ver, la cantidad de goles que marcamos a balón parado cuando el alemán es quien lo saca. Con el 2-0 el Sevilla se vio obligado a estirarse porque la eliminatoria empezaba a parecer decidida. Hubo un penaltito de Carvajal a Iborra, a quien su corpachón le alejó de la posibilidad de que fuese sancionado el penalty. Quizá también fue la fisonomía de Modric la que hizo que, en una jugada parecida, el trencilla sí que pitase la pena máxima. Mariano le empujó y el croata se despeñó. James marcó el penalty con la frialdad de los buenos de veras.
Acababa así un gran primer tiempo, en el que la mejor jugada no llevó premio. Fue un remate de tijera de Modric se lamió el poste antes de irse fuera. Si llega a entrar, creo que el partido se hubiese detenido y el pequeño gran croata hubiese tenido que dar una vuelta al Bernabéu, como los toreros buenos.
En el segundo tiempo no pasó casi nada. Zidane movió algo el banco y nos sirvió para comprobar que Isco esperaba ser titular, pues salió mohino; y que Mariano no se si es mejor o peor que Morata, pero ambos representan a la perfección las máscaras del teatro clásico: la comedia y el drama. El madrileño se atormenta si no marca y el badalonés/dominicano/lo que sea parece El Cordobés cuando debutó: enfermería o puerta grande es su divisa.